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Ambulante 2012 – Ríos de hombres (2011), qué flojera da investigar

Por Alan Márquez

Ya comienza la séptima edición del Festival Ambulante en la ciudad. Hoy, 22 de marzo, se llevó a cabo la inauguración del mismo y la película elegida para tan magno evento fue Ríos de hombres del regiomontano Tin Dirdamal. Desde aquí deseo que las películas a proyectar durante los próximos días sean mejores que este fallido, por decir lo menos, documental.

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Rough cut: Cobra Verde (1987)

Por Mario NC

Aunque Werner Herzog ha tenido una larga y fructífera carrera en múltiples géneros y medios (cortometrajes, documentales, etc.), su mayor aportación a la historia cinematográfica han sido las cinco aportaciones que realizó con el legendario actor alemán Klaus Kinski, entre las que destacan Aguirre, la ira de Dios (1972) y Nosferatu: el vampiro (1979). Sin embargo, es la última de éstas, titulada Cobra Verde (1987) y realizada cuatro años antes de la muerte de Kinski, la obra más desconcertante de Herzog, al grado que todavía continúa dividiendo a críticos y fanáticos por igual.

La historia del bandido Cobra Verde, siempre movido por emociones presentes y el desdén hacia el ser humano,  lo llevan a ser ladrón, traficante de esclavos y líder revolucionario. Viajando de Brazil y luego hasta el otro lado del mundo, su existencia ambigua y visceral es representada en una trama extremadamente simbólica y por momentos metaficcional, donde los close-ups y los diálogos de los personajes parecen atravesar la pantalla como si se dirigieran en un halo de complicidad con la audiencia. Hay una escena de connotaciones bellísimas, mi favorita de todo el metraje, en la que un grupo de esclavas negras aparece para ofrecerle una danza al peligroso bandido. De forma curiosa, la sonrisa cándida y sensual de la danzante principal, en oposición a su cruel destino como objeto desechable, se posa en la cámara, invitando al espectador a ser partícipe de su danza mágica y sugerente.

Con una fotografía hermosa del checo Victor Ruzicka y filmada en locaciones reales en Latinoamérica y Africa, Cobra Verde resultó una de las filmaciones más complicadas de Herzog y que además significaría el fin de la fructífera y complicada relación del director con Kinski (anécdotas que irían a parar al  documental de culto, My Best Friend Fiend (1999), sin duda la piedra angular de este filme, cuya interpretación trasciende cualquier idea preconcebida que se tenga sobre el oficio actoral, alcanzando en el proceso un estatus casi mítico. Extraña y bastante impenetrable, Cobra Verde es Herzog/Kinski en estado puro.

Rough cut: 50/50 (2011)

Por Mario NC

Basada en las experiencias del guionista Will Reiser y su amigo y productor Seth Rogen, 50/50 (2011) es una pequeña dramedy (sin fecha de estreno en México, pero ya disponible en DVD) que llamó mucho la atención de la crítica el año pasado, en particular por su tono y forma de tratar un tema tan delicado y riesgoso (para Hollywood, al menos) como lo es el cáncer.

Interpretado de forma excepcional por Joseph Gordon-Levitt*, el protagonista de 50/50 nos muestra el difícil proceso (psicológico, físico y emocional) que conlleva el aceptar lo que puede ser una muerte inminente. Pero sobre todo, más que analizar al cancer como enfermedad, la película nos muestra los efectos del paciente en las personas que lo rodean.

Dirigida de forma bastante sobria y olvidable por Jonathan Levine, la base de la efectividad del filme recae en las actuaciones. Pero quizás el aspecto más sobresaliente de la producción es que el trabajo de Gordon-Levitt  se vea eclipsado por los secundarios: Seth Rogen está increíble, matizado y sutil sin dejar su ya característico sello de white douchebag, mientras que Anna Kendrick demuestra porque es la actriz joven más genial del planeta, dotando de una naturalidad inusitada al personaje de una psiquiatra media friki (y obvio interés amoroso del protagonista).

Ante todo, la película funciona porque toma un tema complicado y lo plasma en la pantalla de forma honesta, sin caer en el melodrama (aunque por momentos lo alcanza) y con una dosis inteligente de humor negro que nunca raya en lo superficial. Hollywood tiende a usar al cáncer como estratagema superficial para la venta de kleenex a señoras solteronas, pero aquí el tono es consecuente y bastante arriesgado. Su final es quizás un poco criticable, pero es claro que la intención del filme es plantear un relato positivo, a veces incómodo, a veces cursi, con el que cualquiera se puede identificar: sólo se vive una vez. Y el resultado funciona, fuciona muy bien.

*Quiero aprovechar este espacio para declarar, aunque no sea gay, mi amor platónico por Gordon-Levitt. Es mi ídolo y creo que será uno de los grandes de nuestra generación. Joseph, llámame.