Hay películas que son malas, pero que crean una gran expectativa gracias al tráiler, a la historia y al mercadeo. Cuenta con grandes actores, un director de renombre, una historia que promete. Entonces llegas a la sala de cine, te acomodas en el asiento, empiezas a disfrutar de tu Combo Amigos y empiezan los cortos de las próximas películas, los primeros cinco minutos de esa historia que te prometieron y… hasta ahí. No más. Valió más la expectativa que la película entera.
Sin embargo, hay películas que son malas. Tú sabes que son malas. No te prometen otra cosa más que algo terrible, una historia llena de clichés, con actores que no han tenido ningún papel sobre saliente. Te dices a ti mismo ‘No la veré, la voy a descargar, no vale la pena’, pero llega el día y ¿qué haces? Vas corriendo el día del estreno a verla.
¿Qué es lo que te mueve? Para la que suscribe esto la nostalgia es un factor muy fuerte. Hay películas que son terribles, matan toda la esencia de la historia en la que están basadas, pero que no puedo evitar ir a ver al cine como Dragon Ball Evolution o Avatar: El último maestro aire. Lo mismo sucedió con SCRE4M, cuarta entrega de la saga que vio la luz en 1996.