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NUEVA SECCIÓN: Rough cut

Continuando con la renovación/resurrección del blog hemos decidido crear dos nuevas secciones para darle, por así decirlo, un segundo aire a Cinematopo. La primera de éstas la nombramos como Rough cut.

Rough cut es el término cinematográfico que designa la segunda etapa de la edición fílmica. Es, en pocas palabras, el momento en que la película empieza a tomar forma, como un primer borrador (si habláramos en términos literarios) que todavía requiere modificaciones y correcciones. Siguiendo esta logica, la sección de Rough cut incluirá reseñas breves, de 3 a 5 párrafos de extensión, que pueden o no convertirse en reseñas extensas en el futuro. En este sentido, deseamos que los lectores las consideren como comentarios hiper-cortos de las películas que vemos.

Esperamos que disfruten la nueva sección y recuerden enviarnos en Facebook, Twitter o en la sección de comentarios del blog sus opiniones, amenazas de muerte o recomendaciones.

Cortos bien cortos: La Cinta (2009)

Por C.M.

Pienso que todos estamos ciegos.
Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran.
José Saramago

Alguna vez en una entrada pasada dije algo sobre cómo el cine puede hacer lo que se le pinte y la manera en que uno puede tomarlo como venga, despojándose de prejuicios y convenciones establecidas. De esta forma nos invita a un sinfín de escenarios y personajes, sea el formato o ritmo o ángulo que sea. Justo como lo hace el arte mediante las posibilidades que dispara aunque debo admitir que hablar de arte nos orilla, querámoslo o no, a una definición y como no la tengo y no es el espacio para conjeturar sobre ésto la omitiremos y dejaremos que cada lector lo entienda desde su particular visión.

Hoy traigo un corto –cortísimo– animado que sintetiza una de las problemáticas más peliagudas de la historia humana: el círculo de la violencia. Viene de un grupo de cineastas de la escuela de animación francesa Gobelins L’ecole de L’Image, radicada en París y dedicada a las artes visuales. Fue realizado por Thomas Charra, Michaël Crouzat, Kherveen Dabyllal, Denis Do y Gabriel Jolly-Monge.

Sin intervención directa de diálogo, los tres minutos con 54 segundos presentan la  rabia de una muchedumbre en la China de los 60s sobre un terrateniente rico, golpeado por algunos hombres que lo rodean mientras se escuchan gritos de «¡Perro burgués! ¡Cómplice de capitalistas!»

Una de las personas en la multitud lo reconoce sin saber cómo reaccionar.
Lo pongo antes de colocar la reflexión que hice después de verlo:

No es que veamos aquí un hecho único y aislado en la historia (el proceso de transformación al comunismo del país asiático) pues, ¿no es acaso la historia una repetición más que una sucesión lineal «evolutiva»?, ¿podemos creer en la libertad  aunque venga con restricciones?, ¿creer en la civilización que se funda en la barbarie? ¿cambiar la dictadura del burgués por la del proletariado?

Pensemos, si se quiere, en un hecho reciente: la muerte de Khadafy (antiguo gobernante de Libia) llevada a cabo por las masas, las cuales se jactaban de hacer justicia.

Podemos hacerlo desde cualquier parte del mundo, desde cualquier época. La guerrilla en Colombia, las dictaduras latinoamericanas, las guerras mundiales del siglo XX…

Y es que resulta muy difícil abordar tales movimientos sociales pues surge la pregunta de cómo sustentar un criterio binario entre «buenos» y «malos» que justifique tales o cuales actos, ¿es acaso tan fácil dividirnos de esta forma y desde ahí dictaminar sentencias?

¿Debemos guiarnos por el ojo por ojo y diente por diente por siempre?, ¿cómo saber lo que merece tal o cual acción? Y aún más importante, ¿cómo salir, de una vez por todas, de la violencia?, ¿debemos tratar al torturador como él lo hizo con sus víctimas?, ¿debemos matar al asesino y después contarlo con orgullo a las generaciones venideras?, ¿es esto lo que queremos dejar?

Con estas preguntas no pretendo juzgar al pueblo de Libia o a tantos otros que se levantaron en armas para acabar con un yugo opresor pues es evidente que esto no puede resolverse de una sola manera ya que su complejidad trasciende preguntas y respuestas únicas y absolutas; más bien intento poner sobre la mesa una pregunta (o muchas) a raíz del corto: ¿cuál es realmente la distancia entre el que ejerce «justicia» y el criminal?

¿Es «cómplice del capitalismo» la chica de la cinta roja, irónicamente guardada en el bolsillo a la altura del pecho del hombre burgués, justo encima de su corazón?

Algunos filmes nos hacen reír, llorar, otros nos entretienen, conmueven o aburren, pocos nos orillan a pensar… lo que hacemos, somos, hacia dónde vamos y de dónde venimos.

Don Gato y su pandilla (2011), ¿la nostalgia es ciega?

Por Mario NC

El caso «Don Gato» siempre me ha intrigado. Ejemplo perfecto del declive creativo y financiero de la dupla Hanna-Barbera, Top Cat es parte inevitable de la animación-maquila, modelo de producción eficiente que se vino a consolidar con el invento de la televisión, cuando el cine animado y el modelo Disney resultaban en excesivas perdidas financieras para los estudios. Maquila porque en eso se convirtió la industria animada: excreción de programadas realizados con ínfimos presupuestos y fórmulas diseñadas para explotarse de forma fácil, con guiones simples y personajes unidimensionales que podían dar hasta cientos de pisodios para luego sindicalizarse en repeticiones hasta la saciedad o el fin del mundo (lo que suceda primero).

Algo sucedió con Top Cat que nunca funcionó con el público estadunidense. Fue cancelada con sólo treinta episodios pasando sin pena ni gloria en el imaginario yanki. Por obras de los chaneques verdes o los espíritus nahuas del sincretismo mexicano o lo que sea que haya sido*, Don Gato y su pandilla se convirtió en una obra de culto, en un ícono cultural tan adherido al imaginario mexicano como lo es El Chavo del 8 o La Familia Burrón. Situación por igual fascinante y extraña que ha sido atribuida, por supuesto, al legendario doblaje mexicano realizado en la época de oro de esta complejísima profesión, ya agonizante en la última década.

Todo lo anterior es ante todo, un recordatorio de lo extraño, casi surreal, de este proyecto en particular. Co-producida por la Warner y Argentina, escrita por un equipo de gringos y animada por un estudio mexicano, Don Gato y su pandilla (2011) es sin duda la película animada más desconcertante de los últimos diez años y heredera de esos extraños casos en los que un producto cultural es irónicamente re-apropiado y reconfigurado por otra. Hablo de esos casos tan absurdos como la reevaluación crítica de las películas de El Santo en Francia o la obsesión de Medio Oriente con Lionel Richie.

Pero me estoy desviando del tema.

El problema fundamental con Don Gato y su pandilla (2011) es que desde el primer segundo del metraje, hasta el último, la película se siente limitada. Limitada en todos los sentidos posibles debido a su propia naturaleza: producto de una animación limitada presentada en un medio limitado, la televisión. Por ello, cuando es exportada al cine, lo más natural es que estos personajes y situaciones se sientan incómodos y superficiales. Hay que recordar que Don Gato (la serie) fue creada para ser repetitiva, todos los personajes son cliches o estereotipos de una época (el paria y sus compañeros que sobreviven de forma astuta violando la ley y siguiendo una especie de código de honor) que conformaban una propuesta cerrada y estática, que no podía cambiar o modificarse dentro de los veinte minutos que duraba cada episodio, pues esto significaba ir en contra de la intención comercial de la serie, es decir, presentar una fórmula y explotarla por el mayor tiempo posible. En cambio, una película animada (en este caso me limito al cine infantil) requiere ethos y catharsis, desarrollo emocional y una conexión clara entre lo que se cuenta y el mensaje que se quiere transmitir al espectador (ejem, los niños). En Don Gato (la película) no hay nada de esto, porque los personajes no pueden cambiar o crecer, porque eso sería traicionar la nostalgia (el status quo presente no en los niños sino en los padres, la verdadera audiencia de esta cinta), el único combustible que tiene la película para sostenerse por hora y media.

La trama es sencilla y curiosa: Don Gato (un excelente Salvador Nájar) es érroneamente inculpado por un crimen que no cometió, producto de un elaborado plan del magnate y villano Lucas Buenrostro (un irreconocible Mario Castañeda) quien toma control de la estación de policía (y la ciudad) con ayuda de sus hipermodernos robots policías. Es este último detalle (la tecnología del villano como arma mortífera), el aspecto más fascinante de la cinta, el cual plantea una especie de comentario irónico sobre su propio material. Buenrostro representa la modernidad, su villanía basada en la tecnología de punta y en subestimar a Don Gato y a sus métodos, arcaicos y fuera de contexto en la realidad virtual de la Web 2.0. Por ejemplo, en una escena de la primera parte, Don Gato se muestra estupefacto ante un celular, al que no le ve ninguna función práctica. Deliberadamente o no, los creadores parecen escupir al aire, dejando en claro que la película se sustenta en pura nostalgia adulta sobre y a través de una franquicia que resulta imprenetable para los niños de la generación ipod/blackberry acostumbrados a las aparatosas y costosas animaciones en computadora de Pixar o Dreamworks y a las historias de escala épica tipo Harry Potter. En cambio, Don Gato se siente pequeña, muy pequeña, pero con complejo de grandeza. Ah y casi lo olvido, la película es presentada en 3D.

En este sentido, la calidad técnica no es ninguna sorpresa, Anima Studios contó con cerca de seis millones de dólares para la producción, un presupuesto exhorbitante para una película mexicana, ridículamente bajo para una película de animación promedio en Hollywood y bastante justa para una producción independiente -sólo para establecer un punto de comparación, Las trillizas de Belleville (2003)  Persépolis (2007) tuvieron un presupuesto similar-. El «primer» estudio de animación mexicana exitoso parece estar en un bache creativo, su presupuesto se multiplica, pero su estilo permanece estático, caminando para atrás en vez de ir hacia adelante. El estilo de animación apesta a direct-to-video, con un estilizado rediseño de personajes a la UPA que luce atractivo cuando los personajes se encuentran estáticos, y horrendo cuando están en movimiento. En otras palabras, es lo que es, una caricatura modesta con aires de megaproducción sin identidad propia. En contraste, los atractivos créditos finales (diseñados con un trazo simple y fondos tipo acuarela al son del pegajoso tema New York Groove de Ace Frehley), evocan a los usados por Pixar y Dreamworks al final de sus películas. Aquí resultan encantadores y se sienten honestos. De haber optado por ese estilo visual, Anima Studios tendría en sus manos una película llamativa y sencilla, más acorde al limitado material original y el presupuesto del que parten, aunque por supuesto no hubiera lucido tanto en una pantalla de cine y mucho menos «en 3D».

En comparación, la adaptación del guión en inglés de Jorge Arvizo me parece excelente y elegante, nunca llegando a los excesos mex-pop de Derbez, pero manteniéndose dentro de una universo cultural bien definido, a pesar de que la historia ocurre en Nueva York. La música es olvidable y la película tiene uno o dos chistes muy logrados que redondean un trabajo de doblaje muy decente y que salvan al conjunto de la mediocridad completa.

Por último, quiero aclarar (en plena contradicción de mis comentarios venenosos y destructivos) que no tengo nada en contra de Anima Studios o esta película en particular. Siendo honesto, me esperaba una basofia insufrible, tipo el Oso Yogui (2010) o Los pitufos (2011), pero la realidad es que Don Gato y su pandilla (2011) es completamente inofensiva. Entretenimiento simple, sin mayores pretensiones, ni mejor o peor que un capítulo cualquiera de El chavo del 8. Sabe perfectamente lo que es, una caricatura decente y olvidable que no tiene ninguna razón de existir, mucho menos dentro de una sala de cine. Dudo que a los fans de la serie les agrade, porque es tan sólo un recopilatorio de referencias que pueden ver en los episodios originales (que ya tienen y que pueden repasar en cualquier momento en Canal 5 o en DVD) y porque el doblaje (el aspecto más memorable de un mediocre material original) se siente incompleto, ya que la mayoría de los actores originales han muerto o rechazaron participar en el proyecto.

Aunque la realidad sea dura, ahí siempre estará para ser incómoda. Al igual que gran parte del cine de nuestro país, la animación en México todavía está en pañales a pesar de sus setenta años de evolución (o involución, dependiendo del caso). Todavía no encuentra una identidad propia y un sistema de producción lo suficientemente efectivo para producir, al mismo tiempo, material original y productos comerciales (como si lo han logrado numerosos estudios de animación europeos). Al igual que muchos aficionados a la animación, me encantaría decir con orgullo que México tiene una industria de la animación sana. Es muy loable que Don Gato haya roto récords de taquilla, logrando 108 millones de pesos (casi ocho millones de dólares), pero no me parece que este tipo de productos sean el camino correcto (antes de ésta, Anima realizó un especial de Mr. Magoo). Y este humilde pseudo-crítico espera, con una diminuta esperanza, que esos millones recuperados en taquilla sirvan para crear material provocador y a la altura de lo que se hace en Europa o en Asia. El cine animado necesita de forma urgente a jóvenes creativos y cojonudos que estén dispuestos a revolucionar un medio subestimado y limitado por lo comercial. El dinero es necesario, pero no es lo único que falta.

Necesitamos ingenio, visión y mucho, mucho talento.

*Otra explicación de la longevidad de Don Gato en televisión, además del doblaje, es que la premisa de un gato tramposo que utiliza cualquier medio para sobrevivir y cuidar a su grupo y que es irrespetuoso de la autoridad resuena de forma inconsciente con la cultura mexicana, más pronta a ridiculizar a los oficiales de policía y  santificar a los ladrones con corazón y código de Robin Hood (como Malverde o Pancho Villa). La idea del anti-héroe jodido por el sistema económico y las clases sociales es algo muy particular de nuestra cultura. En comparación, para los estadunidenses de clase media de los sesenta (época en la que se estreno la serie) Top Cat resultaba aburrida y demasiado ajena a su realidad social, centrada en el consumismo, la familia nuclear, la pujante tecnología espacial aplicada a la vida domestica y la explotación mediática del american way of life que eran los temas centrales de Los Picapiedra y Los Supersónicos, series muchísimo más exitosas.

13 Assassins (2010), sangre y acero

Por Mario NC

El nombre de Takashi Miike no le dirá nada a muchas personas, pero cualquiera que se diga aficionado al cine oriental, y en particular del cine japonés, sabe quien es este hombre. El inclasificable Miike entró en la mira del los críticos de todo el mundo con la memorable Audition en 1999 y se cimentó como una figura controversial del cine de horror-gore con Ichi the Killer en el 2001. Pero el rasgo más peculiar de este oriundo de Osaka, ha sido su paso de ser autor de culto a convertirse en uno de los cineastas más exitosos de la industria del cine japonés. En mi opinión, el interés del mainstream en Japón hacia este polémico director, se debe a dos cualidades difíciles de conseguir en el mundo del cine comercial: es eficiente y barato.

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¡El topo vive!

Después de un largo tiempo de hibernación, el topo regresa con energías renovadas y una actitud positiva para el 2012. ¿Cómo será la calidad cinematográfico del nuevo año? ¿Será peor o mejor que el 2011?

Vamos a averiguarlo.

Por mientras, escríbanos en Facebook, Twitter o en los comentarios sus películas favoritas de este año y cuáles esperan con ansias en el 2012.

Diarios de motocicleta (2004)

Veo que esto sigue vacío así que…
por C.M.

Mucho antes de que Ernesto Guevara fuera conocido como “El Che” y se convirtiera en comandante de la Revolución cubana –posteriormente en un ícono del movimiento socialista–, el joven argentino emprendió un viaje a lo largo de América Latina acompañado de su amigo Alberto Granado sobre una motocicleta apodada “Poderosa II”. De ahí que sus notas del viaje se conozcan como Diarios de motocicleta, palabras que Walter Salles tomó de título para su sexta película producida en 2004 sobre el reconocido personaje, odiado y amado alrededor del mundo.

Protagonizado por Gael García Bernal y Rodrigo de la Serna, el largometraje principia con la imprecisa planeación de la travesía: de Buenos Aires a la Patagonia, después hacia Chile y finalmente a la punta del continente sudamericano: la península de Guajira en Venezuela. Imágenes de múltiples paisajes y retratos de la idiosincrasia propia de los países recorridos se presentan al espectador tan pronto los principales parten de la capital argentina.

A través de una aventura por los pueblos sudamericanos, el filme traza un panorama sobre la vida de los campesinos y obreros en aras de la pobreza. El futuro guerrillero comienza así la formación de una identidad decisiva mientras toma conciencia de su posición como estudiante de medicina inmerso en una clase media indiferente a las desigualdades sociales circundantes. Un evidente cambio se gestaba en su interior conforme los nueve meses en ruta transcurrían (y no, no era un bebé, sino aquello que daría el triunfo a la Revolución cubana, al menos mientras él vivió).

Lo dice de esta forma en uno de sus libros: “El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra argentina. El que las ordena y pule, «yo», no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Este vagar sin rumbo por nuestra «Mayúscula América»  me ha cambiado más de lo que creí.”

El Che

Mediante la música del premiado Gustavo Santaolalla (Babel, Brokeback mountain, 21 Gramos, Amores perros, Biutiful, My blueberry nights, etc.) y fragmentos leídos en voz alta de los textos del Che, el filme recrea los inicios y transformaciones de una figura fundamental para la historia revolucionaria de Latinoamérica y por lo tanto del mundo.

Agrego una de las canciones del soundtrack, titulada “La partida”. En verdad es un muy buen soundtrack, como suelen serlo los de Santaolalla. Debe destacarse también la actuación de Gael, su acento argentino es convincente. Y para el que aún dude de verla, vale la pena incluso sólo por los paisajes.

Escuchad: 

Tráiler de «A dangerous method»

David Cronenberg (El almuerzo desnudo, Promesas peligrosas) se unió por tercera vez a Viggo Mortensen para realizar la película ‘A dangerous method’, donde Mortensen dará vida al psiquiatra austriaco Sigmund Freud.

Ubicada en la Primera Guerra Mundial, ‘A dangerous method’ narra el momento en que la relación entre Carl Jung (Michael Fassbender, a quien recientemente habrán visto como Magneto en X-Men, la primera generación) y  Freud se rompe tras la llegada de Sabina Spielrein (Keira Knightley), una de las primeras psicoanalistas.

Otra de las tantas películas que no sabremos cuándo llegará a nuestra ciudad (si es que llega).

Resistencia

Por C.M.

No sé bien porqué titulo con esa palabra la entrada pero nació así. En vista de las actuales circunstancias de este país presuntamente democrático se me ocurre traer una lista de películas parcialmente relacionadas con estos procesos históricos de crisis, tanto aquellas que tratan las dictaduras, como los movimientos sociales, la postguerra, los golpes de Estado, la guerra misma. Claro, la lista resultaría interminable pero podemos comenzar con una azarosa selección y postear más recomendaciones después. Igual para comenzar una especie de interés por esto porque pues ya, no estamos para entretenimientos y críticas aisladas de lo que nos circunda. Estoy hablando por mí, no quiero que se confunda el texto, somos cuatro caras del Topo, como ya se había dicho; ésta es una de ellas. Por mí que paren el mundo, mal hecho y necesitado (desde tanto tiempo atrás) de una buena y condenada sacudida, de nuevas perspectivas que deben llevarse cabo, un verdadero y profundo cambio. Aviso que reseñaré las recomendaciones más particularmente que de costumbre y sacaré información de la memoria, que todo mundo sabe, falla bastante.

Imaginando Argentina

Imaginando Argentina (2003)
La película retrata un momento específico de la historia de Argentina: la dictadura militar de los 70s-80s. Una familia se ve afectada de manera sumamente brutal después de que la esposa, madre y periodista Cecilia (Emma Thompson) vive una desaparición forzada debido a la publicación de un artículo entorno al acontecimiento después llamado «La noche de los lápices». Carlos Rueda (Antonio Banderas), su esposo, comienza a tener extrañas visiones que lo encaminan a buscar el paradero de Cecilia y a la vez conectarse con más personas en su misma situación. Carlos se vuelve capaz de observar sitios y escenas sobre la ubicación de las personas desaparecidas al contacto físico con aquel que las busca.

Es probablemente la única película en la que me agrada la actuación de Antonio Banderas (aunque reconozco no haber visto ni el 10% de su filmografía) y aunque está en inglés, resulta ser buen un esbozo sobre esa realidad sociopolítica vivida en Argentina el siglo pasado, siendo a la vez un drama bien presentado. Utiliza elementos de la realidad (el terrorismo de Edo. de Videla) y los mezcla con lo fantástico (las visiones extrasensoriales) haciendo una especie de realismo mágico latinoamericano. Está basada en una novela de Lawrence Thornton, adapatada por el guionista-director Christopher Hampton.

Pueden buscarla en la red o en algún videoclub nutrido, es decir, con una oferta variada que incluya cine alterno.

La película fue presentada por primera vez en el Festival de Venecia en 2003, siendo duramente abucheada y repudiada por la prensa aunque desconozco exactamente por qué. Si conjeturamos un poco es fácil saberlo: no es políticamente correcto recordar e insistir en este tipo de hechos, muchas veces velados por los gobiernos en turno y los posteriores.

Padre e hija

Inicio hablando de Argentina porque si bien no se encuentra en la misma situación que México, el filme representa de alguna forma un hecho que ha existido y persiste en toda Latinoamérica: la desaparición forzada, venida de la represión política. Aunque podríamos salirnos de este territorio y hallar correspondencias con todo el globo…

Acá los cortos:

Marjane Satrapi sobre como adaptar comics al cine

Para quienes no lo sepan, Marjane Satrapi es una artista de origen iraní, mejor conocida por ser la creadora de Persépolis, novela gráfica que recuenta sus experiencias al crecer en medio de la Revolución Cultural de su país en la década de los setenta y ochenta. El cómic de dos partes fue adaptado por ella misma y el director Vincent Paronnaud en una de las mejores películas animadas de esta década. Si no la han visto entonces deberían de dejar de leer esto y verla (o leer el cómic) inmediatamente. En serio, háganlo. AHORA.

Pero si ya la vieron o si son fanáticos de los comics de Satrapi, entonces no se pueden perder su reciente ensayo publicado en The Guardian donde la artista analiza el proceso de adaptar cómics a la pantalla grande. El artículo está escrito en la prosa libre e improvisada típíca de Satrapi, más centrada en sus emociones y experiencias personales que en datos duros. Es una lectura que vale muchísimo la pena, sobre todo si son ávidos lectores de comics indie o fanáticos del cine de animación (como yo). Satrapi es un artista excéntrica, inteligente y muy crítica de la sociedad contemporánea, cualidades que transmite de forma muy directa en sus obras y entrevistas. Momentos de antología son, por ejemplo, cuando afirma que los artistas son seres inconstantes que requieren hacer cosas diferentes cada cierto tiempo o cuando comenta que ha pensado seriamente en robar un banco. Awesome.

Fuente: Mayerson on Animation

Cortos bien cortos: «Out of Sight» de Ya-Ting-Yu

Hace ya un buen rato que un corto animado no me impresionaba tanto como éste. Out of Sight es el proyecto de graduación de Ya-ting Yu y sus compañeros Yeh Ya-hsuan y Chung Ling, todos egresados de la Universidad Nacional de Artes de Taiwan. El corto, con claras influencias del Studio Ghibli, nos muestra el mundo desde la perspectiva de una niña ciega. La excepcional animación y un elegante acompañamiento musical redondean el conjunto. Simplemente maravilloso.

Fuente: Cartoon Brew